Un vino de Toro puede ser una pieza de museo si se elabora con cepas centenarias plantadas a pie franco, de la variedad Tinta de Toro con menos de mil plantas por hectáreas. Si también recuerda el prensado de la prensa de viga, el trasiego con el fuelle, el transporte en los pellejos y su consumo en la jarra del alfarero, será una pieza de museo, como los objetos que en éste se guardan.