Del fruto de la vid se aprovecha todo. De la uva se extrae zumo de uva para posteriormente hacer vino; de los hollejos se pueden llegar a hacer hasta piensos para animales; las borras se transforman en la destilería diferentes bebidas alcohólicas; de los escobajos se hacen fertilizantes orgánicos…
Entre las diversas utilidades de la uva encontramos sus propiedades cosméticas. Es lo que se denomina vinoterapia y se ocupa de estudiar las diferentes cualidades para cada tratamiento.
La vinoterapia es una técnica natural que aprovecha todos los atributos de la uva para tratamientos tonificantes, rejuvenecedoras, relajantes, antioxidantes… Sus orígenes se sitúan en la región de Graves de Francia, lugar de tradición vitivinícola, aunque la historia cuenta que las romanas ya se hacían mascarillas de uva triturada para tener la piel más tersa e hidratada.
El resveratrol, un componente perteneciente a la familia de los polifenoles, tiene una acción antioxidante y es 50 veces más potente que la vitamina E y 30 veces más que la C. Se encuentra en la uva tinta y entre sus propiedades está retrasar el envejecimiento de la piel, hidratarla, reafirmarla, producir colágeno, favorecer la circulación y tonificar los músculos.
Cremas, mascarillas, champús, geles, cápsulas, aceites… son los diferentes productos en los que se transforma el fruto de la vid. Centros de estética, spas, hoteles… fomentan este tipo de tratamientos en las principales regiones vitivinícolas de todo el mundo.