El maridaje es la combinación de dos elementos en armonía, en este caso dos alimentos la comida y la bebida. La clave de esta unión está en su complementación, pues ambos deben unir sus diferentes virtudes para acabar felizmente unidos.
Texturas y sabores interaccionan de manera diferente al mezclarse y existen unas reglas generales para combinar los diferentes tipos de vinos con las variedades gastronómicas.
Por ejemplo los vinos tintos jóvenes combinan con los asados, las aves, las pastas, los arroces, embutidos y sopas.
Los vinos tintos crianza, reserva o gran reserva acompañan muy bien a guisos, estofados, caza, legumbres y quesos fermentados.
Por otro lados los blancos secos ligeros son la mejor opción para el mariscos y pescados mientras que los dulces encajan con chocolates y demás postres.